ALGUNOS DATOS SOBRE LOS RIÑONES
Los riñones son órganos complejos y sorprendentes que hacen muchas tareas
esenciales para mantenernos sanos. El principal trabajo de los riñones es
eliminar las toxinas y el exceso de agua de la sangre. Los riñones también
ayudan a controlar la presión arterial, a producir glóbulos rojos y a mantener
los huesos sanos. Cada riñón tiene aproximadamente el tamaño de un puño. Los
riñones están situados profundamente en el abdomen, debajo de la caja torácica.
Controlan los niveles en sangre de muchos minerales y moléculas que incluyen
sodio y potasio, y ayudan a controlar la acidez de la sangre.
Aproximadamente, una de cada diez personas tiene algún grado de enfermedad
renal crónica, según los datos de la Organización Mundial de la
Salud (OMS). A nivel mundial, la importancia de las enfermedades renales suele pasarse
por alto. Además, el diagnóstico a menudo se produce en una fase tardía,
principalmente porque generalmente la degradación de la función renal es
progresiva y silenciosa. Existen muy pocos tratamientos disponibles y las
soluciones suelen ser la diálisis y el trasplante. Todo esto hace que la
prevención sea aún más importante. Adoptar un estilo de vida sano continúa
siendo la forma más eficaz de evitar que se produzca una enfermedad renal a
largo plazo.
¿Qué puede hacer por sus riñones?
Las
enfermedades renales se suelen denominar “asesinos silenciosos” e influyen
considerablemente en nuestra calidad de vida. No obstante, existen algunas
formas muy sencillas de reducir el riesgo de desarrollar enfermedades renales.
- Mantenerse
en forma y activo:
Mantenerse en forma ayuda a reducir la presión arterial y, por
tanto, reduce el riesgo de enfermedad renal crónica.
- Controlar
regularmente el nivel de azúcar en sangre:
Aproximadamente
la mitad de las personas que tienen diabetes desarrollan daño renal, por
lo que es importante para las personas con diabetes realizarse pruebas
regulares para controlar sus funciones renales.
- Vigilar la presión sanguínea
Aunque muchas
personas pueden ser conscientes de que la presión arterial alta puede causar un
derrame cerebral o ataque cardíaco, pocos saben que también es la causa más
común de daño renal. El nivel de presión arterial normal es 120/80. La
presión arterial alta es especialmente probable que cause daño renal
cuando se asocia con otros factores como la diabetes, el colesterol alto y las
enfermedades cardiovasculares.
- Comer
sano y controlar el peso
Esto puede ayudar a
prevenir la diabetes, enfermedades cardíacas y otras condiciones asociadas con
la enfermedad renal crónica. Reducir el consumo de sal. El consumo de sodio
recomendada es de 6.5 gramos de sal por día (alrededor de una cucharadita).
- Mantener
una ingesta de líquidos sana
El consumo moderado de agua, alrededor de 2
litros al día, puede reducir el riesgo de deterioro de la función renal.
Es importante tener en cuenta que el nivel adecuado de la ingesta de
líquidos para cualquier individuo depende de muchos factores como el
género, el ejercicio, el clima, las condiciones de salud, embarazo y
lactancia.
- No fumar: El tabaco es un factor de riesgo
cardiovascular y el riñón es un órgano cardiovascular, por lo que se ve
también afectado. Fumar también aumenta el riesgo de cáncer renal en un 50
por ciento.
- No tomar medicamentos sin receta médica: regularmente hay algunos
medicamentos, como los anti-inflamatorios no esteroideos que
pueden causar daño renal si se toman de forma habitual, especialmente
si hay una enfermedad renal de base. Si el riñón está sano y se toman
en algún episodio agudo, no supone un riesgo importante.
- Comprobar
la función renal si se presentan uno o más factores de “alto riesgo”
Se debe
recalcar que consumir mucho líquido ayuda a los riñones a
eliminar sodio, urea y toxinas, lo que implica un “menor riesgo significativo”
de desarrollar enfermedades renales crónicas. Los estudios existentes no
defienden una “carga agresiva de líquidos” dado que podría causar efectos
secundarios, sino que aportan evidencia de que una ingesta de agua
moderadamente mayor, de unos dos litros diarios, podría reducir el riesgo de
disminución de la función renal. Es importante recordar que el
nivel adecuado de ingesta de líquidos de una persona depende de numerosos
factores (sexo, ejercicio, clima, condiciones sanitarias, embarazo y lactancia,
etc.). Asimismo, se recomienda que aquellas personas que hayan tenido cálculos
renales beban de dos a tres litros de agua diariamente para reducir el riesgo
de que se forme un nuevo cálculo.
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